Seis Temores Comunes cuando Su Hijo Está Considerando el Sacerdocio

Año tras año, en encuestas a sacerdotes recién ordenados, más de la mitad de ellos informa que sus familias inicialmente se opusieron a la idea del sacerdocio. Sin duda, los padres desean lo mejor para sus hijos. ¿Entonces por qué el sacerdocio no encaja con la visión de los padres de “una buena vida”? Veamos los seis mitos más comunes.

Mito 1

“Es demasiado joven”

Muchos padres, cuando sus hijos pequeños muestran interés en el seminario, les dan consejos con buenas intenciones: “Experimenta un poco de lo que ofrece la vida primero—y por lo menos un título universitario—luego piensa sobre el seminario.” Mamá y papá se ilusionan que con una novia buena y un trabajo, la idea de seguir el sacerdocio se irá. El problema es, que tal vez tengan razon. Por eso es muy esencial que cuando Dios mueve el corazón de un joven a explorar el sacerdocio, ¡los papas deben de confiar en Dios que el momento es correcto! Los seminarios universitarios son lugares de alegría, amistad, y profundo crecimiento espiritual. Aunque su hijo entre al seminario y luego se de cuenta que no es llamado al sacerdocio, no crea que hay que “recuperar tiempo perdido.” ¡Miles de ex seminaristas ven hacia atrás a sus días en el seminario con gratitud y cariño!

Considere si su hijo adolescente tiene el deseo y la capacidad, para convertirse en arquitecto. La mayoría de los padres animaría este interés, saliendo incluso de su rutina para investigar las mejores universidades de arquitectura. Pero los mismos padres, incluso buenos padres y madres católicos, expresan reservas acerca de que su hijo asista a un seminario. ¿Por qué animaría usted a su hijo a aprender a construir carreteras y puentes, pero le desalentaría porque quiere construir el Reino de Dios?

Mito 2

“Estará tan solo”

Este es un mito fácil de disipar. ¡Los sacerdotes están rodeados de gente! Después de todo, su trabajo es llevar a Jesús a la gente, y a la gente a Jesús. Están continuamente trabajando con el equipo parroquial, con jóvenes y personas que acuden a ellos solicitando consejo espiritual. Hoy los seminarios enseñan a los hombres cómo desarrollar relaciones buenas y saludables con la gente de su parroquia y con los sacerdotes de su diócesis. Sin duda pueden darse momentos solitarios, pero eso también es cierto en cualquier vocación, incluso en el matrimonio. La mayoría de los sacerdotes tienen una sana amistad con sus hermanos sacerdotes, laicos y familiares, que los mantienen seguros y conectados.

Mito 3

“El celibato es imposible”

Para las parejas casadas algunas veces puede ser difícil imaginar que su hijo elija “su vida sin una esposa”. La sociedad quisiera hacernos creer que el celibato es imposible, o que por lo menos es irracional. “La verdad es que sin duda la intimidad es uno de los regalos naturales más grandes de Dios, pero miles de santos han experimentado una tremenda alegría viviendo la vocación sobrenatural del celibato. Los seminarios ofrecen hoy excelente formación para saber vivir el celibato casto con paz y alegría.

Mito 4

“No tendré nietos”

Cuando se le preguntó a la mamá de un sacerdote en la ordenación de su único hijo si estaba triste porque nunca tendría nietos, ella respondió, “No se trata de mí”. Estaba simplemente agradecida que su hijo había encontrado la voluntad de Dios para su vida. Muchos padres de sacerdotes se alegran al ver que ganan “nietos espirituales” — miles de personas cuyas vidas han sido profundamente influenciadas por el sacerdocio de su hijo. “Hay una alegría especial al conocer gente que dice, “¿Usted es la mamá del Padre Jacob? ¡Es un excelente sacerdote!”

Mito 5

“Perderé a mi hijo”

Algunos padres piensan que si su hijo se ordena sacerdote nunca le verán. Un sacerdote se reía de esta idea: “Cuando llega la celebración de Acción de Gracias, mis hermanos y hermanas están ocupadas con sus hijos y suegros y ¿adivinen qué? ¡Soy yo quien corta el pavo con mamá y papá!” Su punto es que los sacerdotes diocesanos pueden pasar una buena cantidad de tiempo con la familia. Incluso los sacerdotes de órdenes religiosas que pueden estar asignados en lugares lejos de su casa, pueden ver periódicamente a sus padres y hermanos. En la era de la Internet, las redes sociales hacen fácil mantenerse en contacto.

Mito 6

“No será feliz”

Este es el “temor paraguas” que abarca todos los demás. También es el más fácil de eliminar, porque los hechos demuestran lo contrario. Un número de estudios sobre la felicidad encuentran sin lugar a dudas que la profesión clasificada número uno, es el clero. En su libro titulado ¿Por qué son Felices los Sacerdotes?, Monseñor Stephen Rosetti cita una investigación confiable que demuestra que 92% de los sacerdotes informan que son felices. ¿Cuál es el factor clave en esta felicidad? Una “paz interior”.

De Padres de un Joven Sacerdote

De la madre: “¡Me emocioné mucho cuando mi hijo me dijo que estaba considerando el sacerdocio! Pero después de mi entusiasmo inicial, tuve muchas preocupaciones. ¿Qué pasaría si después de ser ordenado cambiara de opinión? ¿Habrá partes del sacerdocio que no le gusten? ¿El trabajo parroquial será aburrido? ¡Incluso me preguntaba acerca del tipo de vestido que necesitaría para su ordenación!

“¡Mi primer Consejo a los padres es orar! En segundo lugar, edúquese usted sobre el seminario y el sacerdocio. Por último, sea muy honesto. Al final, mi hijo sabía que yo sería muy feliz si él fuese ordenado. También le dejé muy claro que si no llegaba a serlo, no sería el fin del mundo para mí”.

Del padre: “Una noche, Samuel mencionó que pensaba que le gustaría saber más sobre el seminario. Tan pronto como se lo sugerí hizo contacto con el director de vocaciones, tenía el teléfono en la mano e hizo la llamada. Supe entonces que había estado pensando eso durante un tiempo y que era en serio.

“Mi consejo para los padres es que les den a sus hijos una base sólida en su fe y en la vida. Deseo especialmente decir a los padres: Sea un hombre. Sea usted modelo para sus hijos de lo que es ser un hombre católico. Conozca su fe, difunda su fe, viva su fe. Ame a Dios, ame a su esposa y ame a sus hijos. Si usted hace esto correctamente, sus hijos tendrán la base para discernir su verdadera vocación al sacerdocio, a la vida religiosa, o a la vida matrimonial”.

El Padre Ideal

El padre católico ideal entiende una verdad sencilla: ¡Dios desea la felicidad de su hijo aún más que él mismo! Si su hijo experimenta un genuino llamado de parte del Señor para seguir el sacerdocio, ¡confíe en el amor que Dios le tiene a su hijo!

Desde los primeros años, deje en claro a sus hijos que Dios tiene un plan para ellos. Léales historias de la Biblia cuando Jesús llama a sus discípulos. Participe de conversaciones abiertas acerca de los sueños y esperanzas de sus hijos. Asegúrese que entiendan las diversas vocaciones al matrimonio, sacerdocio y vida religiosa. Sobre todo, enséñeles a orar y servir a los demás.

Si su hijo expresa interés en el sacerdocio, apóyelo. El padre ideal está en paz con la voluntad de Dios, y esencialmente dirá, “oraré por ti y te apoyaré mientras estás en el seminario… y estaré igualmente orgulloso de ti si disciernes que debes dejar el seminario”.